Carnaval hipersticional
Festividad ritual venida del futuro.
No es más que un leve temblor.
Une puede estar leyendo, bajando las escaleras, haciéndose la comida. Suele ser más intenso cuando nos encontramos frente al espejo. Un leve temblor que, en ocasiones, parece desplazar la nariz hacia abajo. Los ojos comienzan a resbalarse y hay una boca, justo ahí en frente, que comienza a desdibujarse. Nos atamos los cordones, abrochamos la chaqueta, pero la sensación no consigue despegarse de nuestra piel. Hay algo que no podemos colocar ni debajo ni encima del rostro, una pulsión que se mueve entre los poros y que, enrabietado, busca una desestabilización. Nos tiemblan las puntas de los dedos, los párpados, cuando estudiamos con minuciosidad aquellas máscaras antiguas. Desenterradas, en el fondo de una vitrina, quieren decirnos algo. Hay algo más. Algo más que nuestras pupilas y nuestros dientes. Podemos ser algo más. Solo hace falta escarbar con las uñas, abrir un poco la carne.
Las enseñanzas de Abdel Aty continúan atosigándonos: producir, producir la ruina, la herramienta, el rostro. El campo tecno-virtual está en continua actualización creativa, demasiado ocupado para preocuparse de un tiempo futuro o uno pasado. Todo acontece desde ángulos imposibles, desde llamadas futuras que solo cuando desenterramos somos capaces de escuchar. Los yacimientos de Ain Ghazal, Teotihuacán o Sanxingdui no son depósitos de cadáveres olvidados, sino planos enviados desde Lemuria para un carnaval sin precedentes. La música se libera del ritmo, el ordenador de sus componentes, la cabeza del rostro. Presta atención. Apaga las luces si es necesario. Usa esas yemas de los dedos, cartografiadas por los Estados y las CiberEntidades, y pregúntate: ¿merece la pena luchar por este rostro? Este leve temblor, ¿durante cuánto tiempo podré domesticarlo?
Dicen las ruinas blogosféricas que dentro de unos días, en la Rosa, les xenoarqueotects encontrarán algo. Bajo los cimientos, donde el temblor amenaza con más fuerza, unas cabezas buscadoras emergerán de la humedad. Un baile hipersticional. Programado desde el futuro. Rostros programados desde el futuro para que den comienzo a su secuencia de autodestrucción. El día 7 de junio de 2025 (10 Dhū al-Ḥijjah 1446 AH, día de la Fiesta del Sacrificio) nuestras versiones virtuales se actualizarán con la placa base descarnada, con el mejunje reseco y con el ruido más sutil. Ven, amigue, y desentierra aquella ruina del pasado sociológico. No le tengas miedo al pico y al escáner XLAR. Déjate disfrazarte. Déjate bailar.
No es más que un leve temblor.